Celaya, Gto.- Si el servicio en el transporte público no mejora, lo ideal sería que las tarifas no incrementen; señaló el obispo de la Diócesis de Celaya, monseñor Benjamín Castillo Plascencia.
Asimismo, no dudó en subrayar que el aumento tarifario afectarían principalmente a la gente pobre y no a los ricos, además de determinar que sería un gasto mayor que se abonaría a los altos precios de la canasta básica.
“El salario mínimo debería ser de noventa y tantos pesos para que medianamente se cubrieran los gastos de la canasta básica, pero está muy por debajo de esa cantidad y si eso se va en el pago del camión, que mejor no suba”, comentó.
Aunque dijo estar consciente de que esto se derivó ante el aumento de los combustibles, debe hacerse un estudio y que los responsables de determinar el ajuste tarifario verdaderamente tome en cuenta al pueblo.
Por ende, indicó que lo primero sería exigir que se cumpla con el mejoramiento de unidades y el servicio, el cual no solamente consiste en pintar los vehículos, sino también el comportamiento de los operadores.