Guanajuato, Gto.- Como parte del “Proyecto de Servicios Educativos para Grupos Vulnerables”, el Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (INAEBA), atiende a guanajuatenses de los pueblos indígenas en su lengua natal y en español, para alfabetizarlos y apoyarlos para que concluyan su educación básica.

 

El Instituto cuenta con asesores bilingües quienes utilizan el modelo de Comunidades de Aprendizaje (COA), que incluye contenidos académicos y retoma los conocimientos de las personas para que el aprendizaje pueda ser aplicado en su vida.

 

Actualmente, se imparten asesorías en chichimeca-jonaz o ezar y en otomí o ñahñú y cuenta con atención a grupos en los municipios de San Luis de la Paz, en la comunidad de Misión de Chichimecas y en Tierra Blanca, a través de círculos de estudio, donde asesores y educandos se reúnen por lo menos 5 horas a la semana.

 

En San Luis de la Paz se atienden a 22 educandos de los cuales 15 son mujeres y 7 hombres. De ese grupo, 14 se encuentran en alfabetización, 4 estudian la primaria y 4 la secundaria. Mientras que

en Tierra Blanca se da atención a 18 educandos, de los cuales 14 son mujeres y 4 hombres. De este último grupo, 13 se encuentran en alfabetización y 5 estudian la secundaria.

 

El “Proyecto de Servicios Educativos para Grupos Vulnerables” del INAEBA, también atiende a personas con discapacidad y adultos mayores, a través de asesores con la formación y habilidades necesarias para facilitar el aprendizaje de estos grupos de población.

 

La enseñanza mejora la vida de las mujeres indígenas

El rezago educativo histórico entre los adultos de las comunidades indígenas, se debe a la falta de espacios para estudiar y a sus propios usos y costumbres, explicó la asesora Consuelo García, quien también forma parte de la comunidad chichimeca-jonaz o ezar, como ellos se autodenominan.

 

“La costumbre aquí es que si tu esposo te dejaba seguir, pues seguías, si no, ahí lo dejabas. Lo que el hombre dijera eso se hacía, y estudiar les da una seguridad muy grande a las mujeres. Para mí es una satisfacción muy grande como maestra o asesora de ellas lograr esto. Aprendieron para su vida, para lo que se supone que es el objetivo de aprender, para ellas mismas”, agregó.

 

Uno de estos casos, es el de la señora Alicia Martínez López, quien tiene 48 años. Es madre de 11 hijos y habla poco español. A los 16 años tuvo su primer embarazo y nunca fue a la escuela. De niña, pastoreaba borregos en el monte y a los 14 años, se fue a trabajar a los campos de chile y tomate.

 

“Me gusta saber, saber qué es lo que dice. Cuando uno se enferma, saber qué dice una receta les tengo que andar preguntando a mis hijos o mis vecinas… es un batallar”, lamenta la señora Alicia, quien ahora, con ayuda de la asesora del INAEBA, está aprendiendo a leer y escribir y cada día, se siente más motivada por sus avances.

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